Es importante tener en cuenta que los gatos pueden llegar a sentirse sobreestimulados cuando reciben demasiadas caricias o cuando son expuestos a una sesión de juego demasiado alborotada.
La sobreestimulación puede ocasionar que el gato te ataque las manos y los pies. La agresión por sobreestimulación se produce cuando tu gato experimenta una sobrecarga sensorial y te dice que dejes de hacer lo que estás haciendo con un mordisco por sorpresa.
Si sospechas o ves señales de sobreestimulación, levántate lentamente y déjale espacio a tu gato para que se relaje.
Dale su espacio e intenta jugar más tarde con él. Con eso todo estará solucionado y evitarás que tu gatito se sienta incómodo.
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